La ansiedad es una condición natural al ser humano y, de hecho, es parte importante de nuestros mecanismos de protección. El riesgo con ella es que, debido a condiciones ambientales o fisiológicas, se puede desbordar y terminar en trastornos de ansiedad (según estudios, 1 de cada 6 personas tendrán trastornos de ansiedad durante su vida).
Según la OMS, la pandemia del Covid-19 ha provocado un incremento de la demanda de servicios de salud mental, debido a que a finales del año 2020 más del 60% de los países mostraban un alza en la atención a personas vulnerables, incluidos los niños y los adolescentes (72%), datos en los que la ansiedad ocupa un lugar bastante importante.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es una emoción que ayuda al organismo a prepararse para realizar alguna labor o empresa de importancia. La ansiedad produce una reacción psicofisiológica de activación intensa del sistema nervioso central y de todo el organismo.
Aparece cuando se ha de actuar en una situación que demanda un esfuerzo intenso o sostenido, además de servir para activar y hacer frente a una amenaza o peligro que está ocurriendo en el presente, o que puede pasar en el futuro. La ansiedad es una reacción normal y saludable en la mayoría de los casos, por ejemplo, cuando se afronta una entrevista de trabajo o un examen, casos en los que puede resultar útil porque pone en estado de “alerta”.
Tipos de trastorno de la ansiedad
Se caracterizan por presentar un miedo intenso y/o una preocupación excesiva, como la ansiedad por separación, que es el temor acentuado a la separación de manera definitiva de quienes están a cargo de la persona afectada; también se presentan las fobias, que consisten en el miedo intenso a un objeto o situación (inyecciones, avión, alturas, insectos, etc.); y rechazo agudo a situaciones sociales como mantener una conversación, ser observado o actuar ante otras personas (fobia social).
¿Cómo detectar la ansiedad en los niños y adolescentes?
La diferencia entre la ansiedad normal y la patológica no es fácil de distinguir, pues no deja de ser algo subjetivo responder a la pregunta de qué se considera normal. Aquí se ofrecen algunos síntomas que pueden ayudar a determinar si un hijo(a) o algún miembro de la familia sufre de un trastorno de ansiedad:
- Preocupación excesiva
- Problemas para dormir
- Miedos irracionales
- Tensión muscular
- Indigestión frecuente
- Miedo escénico
- Inseguridad
- Ataques de pánico
- Perfeccionismo exacerbado
- Cuestionarte a si mismo continuamente
¿Cómo detectar relación entre la ansiedad y la depresión?
Tanto la ansiedad como la depresión son formas de reaccionar ante eventos externos o internos; si ese evento lo interpretamos como una amenaza, se disparará nuestro sistema de alerta o ansiedad, mientras que si lo percibimos como una pérdida o falla, es probable que se active el sistema de conservación de energía que dará lugar a la depresión.
La depresión puede acompañarse de los siguientes síntomas:
- Pérdida de peso
- Insomnio o hipersomnia
- Agitación o enlentecimiento de las acciones
- Pérdida de la energía
- Sentimientos de inutilidad
- Capacidad disminuida de pensar o concentrarse
- Incluso, pensamientos de muerte o de ideas suicidas.
La ansiedad se puede manifestar con: dolor abdominal, diarrea o necesidad frecuente de orinar, mareos, cefaleas, tensión muscular, respiración agitada, frecuencia cardíaca rápida e irregular, sudoración, temblores, fatiga, irritabilidad y problemas de insomnio. Por el contrario, los estados depresivos conllevan sentimientos de culpa o falta de autoestima, cambios drásticos en el apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. También pueden ocasionar trastornos del sueño.
Esta emoción se relaciona con la prevención del paciente respecto al futuro, con un temor a que se produzcan las consecuencias desagradables que se presupone van a suceder. La depresión, por el contrario, tiene que ver con una reducción de la valoración del propio paciente y una tristeza profunda en el momento presente. Dicho de otra manera: el futuro no forma parte de la depresión. Tanto en la ansiedad, como con la sospecha de estados de depresión, es importante contar con el dictamen de un especialista.
¿Cómo actuar ante una situación de ansiedad en niños y adolescentes?
Si se evidencian trastornos de ansiedad en algún miembro de la familia se debe pedir ayuda, pero si no se cuenta con ella, existen algunos cambios en el estilo de vida que pueden ayudar a mantener la ansiedad bajo control; dentro de ellos sugerimos:
- El ejercicio permite que el cerebro libere sustancias que ayudan a reducir la sensación de estrés y que mejoran el estado de ánimo en general.
- Uso de suplementos vitamínicos según prescripción médica.
- Encender una vela genera un ambiente tranquilo, un acto que como muchos procuran armonizar las condiciones vitales a través de la trascendencia anímica y espiritual.
- Reducir la ingesta de cafeína y de bebidas azucaradas.
- Pasar tiempo con amigos y familiares.
- Reír con frecuencia.
- Aprender a evitar la procrastinación. Entender por qué se presenta y actúa.
- Tomar una clase de yoga, de baile, de alguna actividad que genere estados armónicos.
- Buscar manifestaciones físicas de afecto con los seres queridos.
- Tener una mascota, siempre y cuando se pueda responder con esta responsabilidad.
“No anticipar problemas o preocuparse por aquello que a lo mejor nunca sucederá“
Benjamín Franklin
La ansiedad merece la mayor atención porque puede desembocar en depresión y esta es una enfermedad seria que puede, en su manifestación más radical, llevar al suicidio, que es la segunda causa de muerte entre personas de 15 a 29 años. Es importante recordar que puede aparecer en cualquier persona y que no es un signo de debilidad, solo una condición que merece cuidado y trabajo preventivo.
“Responsabilidad, Educación ambiental y ética del cuidado son parte de nuestra propuesta educativa”
Admisiones abiertas 2023 – 2024
Fuentes:
https://www.clinicbarcelona.org/
https://cuidateplus.marca.com/enfermedades/psiquiatricas/ansiedad