Por María José Vargas G. y Paula Marcela López M.

Tras 18 meses de educación remota, se abrió la posibilidad del regreso presencial a las aulas, una presencialidad imprescindible en el marco de la necesidad de la interacción y del fortalecimiento de competencias socioemocionales y pedagógicas, cuyos beneficios son evidentes y fundamentales dentro de la formación integral de los estudiantes.

Algunas de las ventajas de la educación presencial en la línea de lo pedagógico son:  

  • Los estudiantes especialmente en el preescolar y los primeros grados de la primaria aprenden desde lo sensorial y el movimiento, la presencialidad favorece el diseño y ejecución de actividades que fomentan el aprendizaje a través de los canales: visual, auditivo y kinestésico.
  • La presencialidad disminuye las brechas en oportunidades entre los estudiantes, el aprendizaje no depende exclusivamente de elementos como las conexiones o los medios tecnológicos, sino que todos cuentan con los mismos recursos
  • Teóricos, como Vigotsky, han explicado que el aprendizaje se logra de manera significativa cuando se construye en la interacción social, que es mayor y eficaz en la presencialidad. En dicha interacción, el estudiante genera hipótesis, las comprueba, contrasta y comprende, convirtiéndose en aprendizajes perdurables, de fácil recordación y uso en contexto.

En este orden de ideas toma un papel importante el aprendizaje cooperativo.

  • Dado que el maestro tiene la posibilidad de observar directamente los procesos de los estudiantes, puede hacer de manera más oportuna, cercana, eficaz el seguimiento y retroalimentación.
  • El lenguaje es importante dentro del aprendizaje; no solo son las palabras, también el lenguaje no verbal tiene un peso fundamental; tener a los estudiantes de manera presencial favorece la comunicación permitiendo que maestro y estudiante se lean y comprendan de manera asertiva.
  • Las funciones ejecutivas se definen como las actividades mentales necesarias para planear, organizar, ejecutar y evaluar un proceso. Son necesarias para el desarrollo de la atención, el seguimiento de instrucciones, el control de estímulos, el control de impulsos, la memoria y, por consiguiente, son fundamentales para alcanzar el éxito escolar.

La presencialidad fortalece las funciones ejecutivas a partir de la creación de hábitos y rutinas, la atención focalizada y la evaluación y seguimiento de los procesos.

  • En la presencialidad aumenta la motivación, pues las actividades y recursos que ofrecen los docentes son variados, vivenciales y se estimulan desde la interacción. También aumenta la participación y la responsabilidad de los estudiantes; sin desconocer particularidades dentro del desarrollo individual.
  • Fortalecimiento de los procesos de lectura y escritura, en la modalidad remota se encontraron nuevas maneras de leer y escribir, pero es necesario hacer el proceso, especialmente, en los más pequeños usando el lápiz y el papel, la corrección ortográfica, el manejo del espacio, los trazos de las letras y retornar al texto impreso para favorecer la imaginación y la comprensión.

Para concluir, la educación presencial tiene muchas bondades, sin embargo, no se puede desconocer que la educación remota trajo una nueva mirada frente a los retos en los métodos de la educación del futuro.  

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